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Dirección desde el caos: herramientas para liderar en entornos de salud turbulentos
- Dra. Beatriz Q. Vallejo
- Jun 10
- 3 min read
Introducción
Cuando todo a tu alrededor parece girar más rápido de lo que puedes absorber, el caos organizacional deja de ser un simple concepto para convertirse en el día a día de los equipos de salud. He visto personalmente cómo las urgencias de última hora y los cambios constantes desplazan al paciente de su merecido centro. En este artículo, te comparto las historias y herramientas que he desarrollado para mantener mi brújula interna firme, incluso cuando las aguas son más turbulentas.
Si quieres escuchar el episodio completo de Comunia Salud en el que abordo en profundidad sobre este tema.
El costo del caos en la atención al paciente
El caos no solo afecta el ánimo del equipo; tiene un impacto directo en la calidad de la atención:
Comunicación fragmentada: explicar reprogramaciones y decisiones improvisadas consume tiempo y genera confusión.
Desconfianza creciente: la atención improvisada mina la confianza del paciente y del equipo.
Errores y duplicaciones: sin coordinación, los tratamientos se interrumpen y nadie asume la responsabilidad.
Pérdida de presencia y empatía: la prisa impide mirar al paciente a los ojos y ofrecer una atención compasiva.
Señales del caos cotidiano
Quizás te suenan familiares estos escenarios:
El jefe altera tus prioridades sin aviso; un día trabajas en un simposio y al siguiente te exigen actualizar la web.
Reuniones de emergencia sin agenda clara donde no se discuten los puntos planteados.
Proyectos asignados con fecha límite “para ayer” y cero recursos definidos.
Decisiones reversibles y sin contexto, que dejan al equipo perdido.
Reconocer estos patrones es el primer paso para no perder el control.
Herramientas para no naufragar en el torbellino del caos
He puesto a prueba cada una de estas estrategias en mi equipo; eligen el ancla que mejor te funcione y adáptala a tu realidad:
1. Encuentra tu ancla personal
Antes de sumergirte en la vorágine, define lo inamovible:
¿Cuál es el propósito del proyecto?
¿Qué valores básicos no están en negociación?
¿Qué fecha límite es innegociable?
2. Agenda tus prioridades
Comienza el día con una lista clara. Cuando surja un incendio:
Evalúa: ¿Puede esperar?
Contrasta: ¿Sustituye otra tarea?
Comparte: ¿Quién más puede asumirlo?
3. Pide confirmación por escrito
En medio del caos, la memoria falla. Un simple correo:
“Gracias por la actualización. Para confirmar: ahora priorizo X sobre Y.”
4. Planificación adaptativa (planes A, B y C)
Para cada tarea clave, pregúntate:
¿Qué haría si lo tuviera que entregar hoy mismo?
¿Cómo cambiarían mis pasos si el tiempo se duplica?
Este ejercicio te hace más ágil y menos vulnerable a sorpresas.
5. Protege tus límites
Identifica señales de agotamiento (insomnio, irritabilidad, palpitaciones) y comunica con honestidad:
“Puedo asumir esto si extendemos plazo de la otra tarea.”
6. No lo tomes personal
El caos refleja estructuras y estilos de liderazgo, no tu capacidad. Tu responsabilidad es cuidar tu bienestar como acto de liderazgo silencioso.
7. Construye micro espacios de orden
Pequeñas rutinas diarias crean control:
Revisión de 5 minutos al inicio del día.
Bandeja de entrada organizada por prioridad.
Libreta de notas para decisiones clave.
8. Sé el espejo sereno
Ofrece claridad con preguntas simples:
“¿Qué tres puntos son más urgentes? ¿Lo resolvemos ahora o esperamos más datos?”
Dirigir desde el caos no es una habilidad innata; se aprende cultivando resiliencia, claridad y cuidado propio. Practica estas herramientas, comparte tus experiencias y construyamos juntos entornos de salud más centrados en el paciente.
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